¿A DÓNDE VAN LOS ESTUDIANTES QUE DESERTAN EN LAS ESCUELAS?

Alfonso Medina Galicia

Esta semana iniciamos con un reporte del diario El Sol de México (18 de octubre) que estremeció a la comunidad estudiantil, pues, la Secretaría de Educación Pública (SEP) informó que la deserción escolar alcanzó los 847 mil 072 estudiantes, desde preescolar hasta la universidad. De los cuales, 656 mil 072 son alumnos de preescolar, primaria y secundaria; 160 mil de bachillerato y 31 mil universitarios. Todo ello, tuvo un alto costo para el erario público y la SEP acentúa su preocupación en los 27 mil 127 millones de pesos que fueron “desaprovechados” porque los alumnos que ya estaban matriculados en alguna institución abandonaron las aulas.

Ante dicho llamado, algunos especialistas en educación levantaron la voz, pues cuestionaron, que esa cifra “desaprovechada” es sólo la “cara chiquita” que la SEP quiere dar a conocer, pero omiten mencionar cuáles serán los verdaderos costos de tener ciclos escolares truncos y algunas otras consecuencias que surgirán en el sector laboral en el corto, mediano y largo plazo.

Ante dicho problema, Manuel Gil Antón, un investigador del Colegio de México dijo: el costo por la deserción de los alumnos en las escuelas es incalculable, en la medida que los procesos de aprendizaje y los huecos en la socialización son “pagaderos” a futuro, por la merma en el desarrollo del talento y capacidad de relacionarse con otros. Por tanto, no se tiene la medida aproximada de lo que sucederá a futuro en el sector educativo.

En este mismo contexto, Marco Fernández, investigador del Tec de Monterrey y de México Evalúa, aseguró que previo a la pandemia del Covid-19 ya había problemas de desigualdad en el aprendizaje y el acceso a las oportunidades educativas. Remata, “la pandemia provocó un problema serio adicional que tendrá impacto en la competitividad de esos estudiantes en el futuro y en la calidad de su trabajo por tener una fuerza laboral poco educada”. A pesar de contar con Becas, el investigador indicó que no se resuelve el problema, porque la esencia de la educación es contar con tutorías y acompañamiento de docentes en todos los alumnos que presentaron problemas y el programa de Aprende en Casa tiene serias limitaciones; aunado a ello, la baja escolaridad de los padres y el tiempo invertido en el trabajo de los padres con respecto al tiempo dedicado a los hijos. Y es ahí, donde el gobierno no quiso invertir.

Sin lugar a dudas, los investigadores tienen razón. La desigualdad educativa ha sido el problema de fondo en México, ya que el modelo económico neoliberal que rige en nuestro país vive gracias a esa desigualdad. Además, que la educación sigue en manos de la clase dominante y ésta tiene intereses contrarios al de las mayorías. Al final, lograr el empobrecimiento de la clase trabajadora es perpetuar la existencia del modelo económico explotador; invertir en educación es contrario a los intereses de la clase dominante a la que López Obrador pertenece.

Por otra parte, los académicos tienen razón cuando cuestionan que las cifras presentadas por la SEP son los efectos y no las causas. El número de alumnos que abandonaron la escuela es verdaderamente escandaloso, está claro que hay un problema mayúsculo y esto sólo es la punta del iceberg. Ya que lo resultados que presenta la SEP sólo muestran que el gobierno se olvidó de la educación y que su política educativa es nula o simplemente descontextualizada. Sobre todo, porque la SEP pone mayor preocupación en los 27 mil 127 millones de pesos que “desaprovecharon” y no en la inversión que faltó para infraestructura, acompañamiento, tutorías, internet y medios para acceder a la educación.

A todo ello, la sociedad tiene la obligación de preguntarse ¿Dónde están los estudiantes que desertaron en las escuelas?
Todos pueden dar una o varias respuestas sin tanto esfuerzo y ninguna de ellas es grata para nuestro país.

Sin lugar a dudas, una respuesta trágica la advirtió David Saúl Vela del diario elfinanciero.com.mx el 09 de agosto de 2021; donde señala que los niños y jóvenes aumentaron su participación en hechos delictivos hasta en un 8.2%, según, cifras de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana (SSPC). Los delitos que aumentaron y que relaciona a los jóvenes son el robo, lesiones y homicidios. Por ejemplo: en enero había 4 mil 669 adolescentes relacionados con delitos del fuero común y 597 ligados al fuero federal donde sobresale el tráfico de drogas. El mismo reporte indica que aumentó el 3.1% de los delitos del fuero común y se incrementó estrepitosamente el 42.7% los delitos del fuero federal en los jóvenes. Casi el doble en cuatro meses, según Saúl Vela.

Otro reporte similar los dio a conocer la página electrónica de infobae.com el 11 de octubre de 2021 con el titulo: “Niñas, niños y adolescentes reclutados por la delincuencia organizada”. Este estudio habla de 67 testimonios de niños entre 9 y 11 años que fueron reclutados por la delincuencia, principalmente en los estados de Tamaulipas, Coahuila, Nuevo León, Edomex, Guerrero, Quintana Roo y Oaxaca; el estudio denuncia que hay aproximadamente 300 mil niños mexicanos que hacen labores para el crimen organizado, de acuerdo a lo dicho por el periodista mexicano Héctor Mauleón.

A todo ello, no dice nada el gobierno ni la SEP. ¿Cuál es el futuro que le espera a los niños y jóvenes de México? Está claro que una parte de los estudiantes que abandonaron las escuelas están en las estadísticas mencionadas por los investigadores y periodistas. Al final, el gobierno y las dependencias que les compete atender el problema de la educación y la seguridad están de brazos cruzados complacientes al sistema económico que exige sangre fresca para poder existir, no se puede explicar de otra manera. Lo que queda claro, es que no existe un proyecto educativo de la 4T a favor de la clase trabajadora, se vislumbra un proyecto palero de la clase dominante.

El abandono escolar no es un error en la presente administración, es la continuidad y profundización del problema educativo que se traduce en económico. Para ello, el gobierno tiene que garantizar obreros para las fabricas y sangre joven para el hampa, aunque sea en detrimento de los niños y jóvenes de nuestro país. Una forma de lograrlo es retirar la inversión a la educación para que los estudiantes abandonen las aulas. Ese es el verdadero proyecto educativo del gobierno de la 4T. Por ello, es necesario instrumentar un proyecto integral a favor de la clase trabajadora, que permita quitarse el yugo de sus explotadores y desterrar la miseria de nuestro país. Para lograrlo, la clase trabajadora se tiene que organizar y politizar para tomar el poder político que le permita educar a los hijos de los trabajadores, no hay otra alternativa para los pobres de México.

Julian Osorio Santiago

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